En las montañas de la Mixteca y la Sierra Sur de Oaxaca, las mujeres toman las riendas del presente y del futuro. Con la migración de los hombres, ellas sostienen la vida cotidiana: siembran, cuidan, administran y sueñan. Son el corazón que late detrás de cada hogar y de cada comunidad que se niega a desaparecer.

Son pilares de la economía familiar y comunitaria, pero las barreras para acceder a la tierra o participar en las decisiones que moldean su entorno persisten. Con frecuencia los sistemas normativos indígenas (que rigen el gobierno del 73% de municipios en Oaxaca) limitan su presencia en las asambleas y el acceso a cargos de liderazgo local.

Pese al avance en equidad de género, son numerosos los casos de violencia política de género ejercida contra mujeres en puestos de gobierno.

Pero ellas siguen adelante, reclamando su derecho a decidir, a liderar y a ser escuchadas. Además, lo hacen juntas.

Proyectos como MARES (Mujeres Ahorrando en Redes Solidarias) y Somos Cafetaleras, acompañan a más de 300 mujeres para transformar su realidad con capacitaciones en finanzas, agroecología, emprendimiento, ahorro e inversión. También promueven algo más poderoso: confiar en sí mismas y en las demás.

 

Cada sesión de ahorro se convierte en un espacio de confianza, de sororidad, seguridad, autonomía y fuerza colectiva.

Porque cuando una mujer crece, no sólo transforma su vida, sino la de toda su comunidad. Así lo demuestra Catalina, integrante del grupo Mujeres Unidas del proyecto MARES, quien ha asumido nuevos liderazgos:

“En una junta de mi colonia fui nombrada (Presidenta de la Casa de Salud) porque sabían de nuestro grupo de ahorro y cómo trabajamos… fue cuando dije: ‘voy a poner en práctica lo aprendido’.”

Catalina, integrante del grupo Mujeres Unidas

Hoy, Catalina no solo preside su grupo de ahorro, sino también la Casa de Salud de su colonia, inspirando a otras mujeres a levantar la mano y a creer que sí se puede.

“Trabajar en común, para tal vez no satisfacer todas nuestras necesidades, pero sí lo indispensable…Y es ahí como veíamos, apoyarnos entre mujeres, porque la mayoría son mujeres las que llegan con sus hijos, personas necesitadas. Es eso: aplicar lo que hemos aprendido en el grupo Mujeres Unidas”.

La colaboración entre Puente y SiKanda es un movimiento para acercar oportunidades, impulsar liderazgos y reconocer a las mujeres que, silenciosamente, han sostenido la vida comunitaria por generaciones.

Porque cuando las mujeres crecen, florecen comunidades enteras.