Mujeres que siembran fuerza, café y futuro

En lo alto de las zonas cafetaleras de Oaxaca, donde el aroma del grano anuncia cada jornada, está brotando una transformación silenciosa pero profunda. Allí, mujeres como Isabel están demostrando que el café no solo se cultiva en la tierra: también germina en la confianza, la autonomía y el deseo de abrir caminos antes impensables.

Durante años, muchas productoras han enfrentado una barrera invisible: el miedo.

 

“Lo que nos detiene es el miedo a experimentar”, relata Sara, tallerista de Producción para el Bienestar, quien ha acompañado al grupo de cafetaleras en la Sierra Sur de Oaxaca. “Estamos acostumbrados a seguir una receta que siempre ha funcionado, y querer cambiarla o reaprender algo puede ser abrumador”.

A esto se suma la presión social que pesa especialmente sobre las mujeres: el temor al juicio por no quedarse en casa o por “descuidar” responsabilidades que históricamente les fueron impuestas.

Pero algo empieza a suceder cuando ellas se reúnen en espacios diseñados para escucharse, aprender y proponer. Sara lo describe como un parteaguas:

“Cuando creamos una red de apoyo y confianza, ellas empiezan a sentir que pueden hacerlo, que sí se puede.” En “Somos Cafetaleras” encuentran un lugar para opinar, para proponer, para hacer. Y cuando finalmente se animan, “cambian por completo”.

Esa chispa también ha encendido el corazón de Isabel, quien pensaba que ya no había nuevos caminos para ella. “Yo pensaba que hasta ahí había llegado lo mío… y no. Vengo con más ganas, con más fuerza, y estoy muy contenta”, comparte con una sonrisa. Para Isabel, los talleres son un espacio donde las preocupaciones se quedan fuera y florece la alegría de descubrir que nunca es tarde para aprender, emprender y soñar.

Somos Cafetaleras

Estas voces son el reflejo del impacto de Somos Cafetaleras, una iniciativa impulsada por SiKanda que acompaña a 150 mujeres productoras para mejorar sus ingresos, acceder a mercados más justos y fortalecer su autonomía económica. En un sector históricamente dominado por hombres, ellas están tomando la estafeta generacional para liderar el negocio familiar y enfrentar desafíos económicos, climáticos y comunitarios.

A través de talleres prácticos el proyecto fortalece las capacidades empresariales de productoras de café para mejorar la rentabilidad de sus actividades y sus condiciones de vida. Se fomenta la adopción de prácticas agroecológicas sostenibles, para preservar los recursos naturales y mejorar la calidad del café y se promueve el comercio justo, facilitando el acceso de las productoras a mercados más rentables y estableciendo relaciones comerciales equitativas con los compradores.

Además, se promueve la participación en la toma de decisiones mediante el desarrollo de habilidades de liderazgo, el fomento de vínculos con actores públicos y privados, y la facilitación de la colaboración en las redes de mujeres productoras de café.

Lo que comenzó entre cafetales, con dudas, miedos y rutinas heredadas, hoy se expande a las comunidades como un nuevo horizonte para sus comunidades. Porque cuando una mujer se abre camino, no avanza sola: arrastra con ella nuevas oportunidades para su familia, su comunidad y las generaciones que siguen.

“Hoy tú también puedes transformar entornos con tu donativo.”

Cada aporte es una semilla que germina en el cafetal… y florece en bienestar comunitario.