Las mujeres que trabajamos en SiKanda seguimos con atención el pulso social y,  como promotoras del ejercicio igualitario de los derechos, nos preocupan los fenómenos, eventos, movimientos y otras situaciones que amenazan el avance y disfrute de los derechos de las mujeres ganados a través de la lucha de las generaciones que nos antecedieron y las presentes.

El 8 de marzo de cada año nos da la oportunidad de evaluar en dónde estamos y en qué condiciones. La evidencia muestra que nos faltan más de cien años para alcanzar la paridad de género y, entre muchísimas condiciones injustas, opresivas y desventajosas, nos preocupan que continúen

  1. que por cada peso de salario que gana un hombre, las mujeres ganamos sólo 70 centavos,
  2. que de nosotras dependen los cuidados familiares y crianza con poca o nula participación de los hombres,
  3. que seguimos encontrando la incomprensión y la confusión de que nuestros derechos y su exigencia son ataques a los hombres,
  4. que el binarismo de género que sostiene la masculinidad y feminidad violenta la dignidad de las personas, pese a ser falso e injusto de que hombres o mujeres debamos sujetarnos a un único modelo, la libertad de unas, unes, debería ser entendida como la de los otros,
  5. que el limitado acceso a recursos, el abuso en su aprovechamiento y el cambio climático, intensifica el empobrecimiento de las familias, encarece servicios, precariza la situación laboral de todas y, en mayor medida, a niñas, jóvenes y mujeres, pues aún  recae en nosotras el trabajo no remunerado, la responsabilidad psicoemocional al ser el sostén y administradora familiar,
  6. que no se hayan generado mejores condiciones para la empleabilidad y el reconocimiento de las mujeres oaxaqueñas, 
  7. que en la promoción del turismo no se trascienda e impulsen las empresas de economía social y circular, 
  8. que la cultura se vea como un espectáculo más que como identidad, mientras se discrimina a la población local no se reconoce a las creadoras y artesanas. 

Estas realidades rompen el tejido social y las formas de organización colectiva características de Oaxaca. Llamamos a reconocer la necesidad de no perder estos espacios colectivos donde nos encontramos y cuidamos, pero desde los cuales también nos organizamos y resistimos unidas.

Rechazamos la instrumentalización que se hace del discurso de género en la política sin un reflejo o beneficio real para las mujeres, sobre todo, en el ejercicio igualitario de sus derechos con justicia, plenitud y dignidad.