Prevale-Ser: Prevención de la violencia sexual

Descripción

A través del componente “Prevale-Ser” del programa de Niñez y Juventudes Visibles, SiKanda impulsa el fortalecimiento de factores de protección individuales, grupales y comunitarios para la prevención de la violencia, en particular la sexual, hacia niñas y adolescentes.

El programa de capacitación de Prevale-Ser trabaja en grupos divididos por sexo, e incorpora sesiones mixtas para que niños y niñas, o mujeres y hombres adolescentes, intercambien visiones y construyan juntas y juntos conocimientos y herramientas.

Metodología

La metodología se basa en el juego y la lectura de cuentos, su reflexión y análisis individual y en grupos colaborativos para construir y definir herramientas de prevención frente a la violencia sexual. Las sesiones son diferenciadas por sexo y edad para garantizar la pertinencia del cuento y de las herramientas.

Se incorporan además sesiones intergeneracionales, es decir, donde conviven niñas, adolescentes y mujeres adultas, para fomentar redes de confianza y apoyo en procesos como la menstruación, los cambios corporales y el ejercicio de la sexualidad.

Se trabaja adicionalmente a nivel comunitario a través de la formación para docentes y autoridades locales, y el impulso de la creación de un Equipo Comunitario de Protección Infantil.

Prevale-ser se enfoca en 5 ejes/factores de protección básicos, que se adaptan y trabajan de acuerdo a la edad y etapa de desarrollo de niñez y adolescencias:

  1. Autonomía corporal: Tu cuerpo es yuyo y es necesario conocerlo. La autonomía corporal está basada en el autoconocimiento y respeto de nuestros cuerpos. Si niñas, niños y adolescentes conocen su cuerpo y su funcionamiento, se sentirán más cómodas y reconocerán de mejor manera sus propias sensaciones y límites para la toma de decisiones. Se enfatiza el conocer los nombres de cada parte del cuerpo, así como formas positivas y negativas de tocar y compartir con otras personas. Las y los participantes identifican las partes privadas de su cuerpo como aquellas que normalmente cubre el traje de baño, y conocen y reflexionan sobre el concepto de “consentimiento” para tocar a las y los demás.
  2. Derecho a decir ¡no!: Las personas tenemos derecho a 1) compartir, a ser escuchadas y atendidas sobre lo que nos incomoda, libres de las dudas, las culpas o la minimización o negación de nuestros sentires;  2) rechazar cualquier práctica que consideremos que daña nuestra integridad física, mental y/o emocional, sin ser juzgadas o culpabilizadas por ello; 3) reconocer y nombrar nuestros límites y 4) decir que ¡NO! ante cualquier situación que nos incomode: desde saludar de beso a un familiar hasta asistir a algún lugar que no nos hace sentir seguras.
    Los niños, las niñas y adolescentes tienen el derecho a decidir. Este eje se enfoca en reconocer las estrategias de protección que niñas y niños implementan para sentirse más seguras (acompañarse a lugares que perciben como riesgosos, como el baño o en el camino a casa), subrayar la responsabilidad de las personas adultas en la protección y prevención de frente a situaciones de riesgo y/o abuso hacia niñas, niños, adolescentes; y poner el acento en identificar y comunicar situaciones de abuso a personas de confianza, con la seguridad de ser reconocidas y cuidadas.
  3. Identificación de emociones: Reconocer nuestras emociones es fundamental para identificar cuando una situación o una persona nos incomoda y para reconocer señales de abuso. Aprender a conocer nuestras emociones y a nombrarlas nos ayudará a comunicar lo que no nos gusta. Niños y niñas aprenden a reconocer señales de alarma que su cuerpo les da al sentirse incómodas/os, tales como sudoración en el cuerpo o palmas de las manos, temblar, sentir las piernas débiles, piel de gallina, malestar estomacal, ganas de ir al baño, ganas de llorar o náuseas.
  4. Secretos buenos y secretos malos: Hay secretos entre amigas y amigos que generan complicidad, pero hay secretos que de ninguna manera debemos guardar. Si un niño o niña tiene un secreto que le hace sentirse de manera incómoda, o si alguien les pide guardar un secreto que les hace sentir mal, aprenderán a reconocer la diferencia y a acudir a su red de apoyo. De esta forma se trabajan factores de protección frente a prácticas como el “grooming”.
  5. Redes de apoyo: niñas y niños ¡no están solas!: Existen personas a quienes podemos acudir cuando alguna situación o persona no nos gusta o incomoda. Las y los adultos que nos quieren y protegen nos creerán si les contamos lo que nos sucede. Las niñas y niños identificarán a sus adultos de confianza, dentro y fuera del hogar. Aprenderán también a reconocerse como parte de la red de apoyo de sus pares.
  • Participaron 146 niñas y niños de 10 a 12 años en sesiones para identificar factores de riesgo de violencia sexual.
  • 3 sesiones intergeneracionales entre juventudes y adultez para compartir estrategias de prevención de violencia sexual.
  • 178 madres de familia reconocen los cambios en la pubertad de sus hijos e hijas.
  • Los padres y las madres reconocen la colectividad como mecanismo de protección.
  • Los padres y las madres reconocen la importancia de que NNAJ cuenten con redes de apoyo entre pares e intergeneracionales.
  • Las madres identifican elementos y situaciones de riesgo a los que se enfrentan NNAJ de acuerdo a su edad y contextos.
  • Las y los NNAJ reconocen sus propios aprendizajes y comparten iniciativas para fortalecer la colaboración.
  • Las y los NNAJ reconocen herramientas de prevención de violencias y protección al ejercicio de sus derechos.
  • Las y los NNAJ reconocen la relación con sus cuerpos/identidades como parte de la sexualidad.

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